Esta noche he soñado contigo, niño Jesús.
Tú, en el pesebre, y yo, invisible,
te contemplo fascinada.
La luz de tu cuerpo es más intensa
que la estrella del cielo guiando a los de Oriente.
Has abierto los ojos
y en ellos he contemplado
la creación del universo,
pasado y futuro fundidos en el presente.
Emanas energía y amor
que me bañan y acarician,
sé que es tu pura esencia.
Esa parte sublime, celestial,
viene a salvar el mundo
abriendo las puertas del cielo,
guiados por el ángel guardián
que Dios ha instruido
para que nos acompañe
hasta su divina presencia,
nos dé la bendición antes de despertar,
y encontrarnos, como cada amanecer,
durmiendo, descansando en nuestra cama,
en estos días de Navidad.
Me llevas de la mano, ayúdame a ser yo,
sin artificios ni envidias, sin copiar a otros,
únicamente yo y mi sentir,
aprendiendo de ti, Jesús,
a mostrarme con sencillez,
y actuar con sabiduría.
María Teresa Rodríguez Cabrera
Poeta Generacional
Literata Consejera
Generación del 23 Parnaso Siglo XXI
Deja tu comentario