Por la mañana gime el viento
junto a la orilla del mar,
dime amigo qué recuerdos
traes de los habitantes de allá.

Al amanecer ulula el céfiro
en la inmensidad del mar,
transporta húmedas burbujas
que rodando vienen de otro lugar.

Cuentan historias fantásticas
que suceden en su volatilidad,
recorriendo ambos los caminos
en mutua compañía, viento y mar.

Son chispitas de alegría,
vienen bañadas de espuma,
cuentan historias antiguas,
relatan ocultos secretos.

Los piratas de Espronceda
mostraron la libertad,
viajando por los océanos
que son de propiedad universal.

Las aventuras de Simbad
siendo un experto marino,
creó en las aguas profundas
su variopinto y mágico hogar

El delfín Flipper saluda
alegre con sus compañeros,
dialogan cuando se deslizan
ondeando sobre las olas.

Allá, por zonas inaccesibles,
habitan las sirenitas,
el agua salada y profunda,
es su casa y las oculta.

Ya ves, viento, lo importante
que llegas a ser para mí,
me comunicas de pleno
con aquello que yo no veo.

Transmites los recuerdos
de personajes que transitan,
en la realidad o ficción,
por esos especiales lares.

Ahora sé, viento, que no gimes,
que canturreas de felicidad,
al transportar hermosas leyendas
que me hacen sonreír e imaginar.

Traes recuerdos vívidos
de allende los mares,
yo los recibo y disfruto,
soy amiga del viento y la mar.

María Teresa Rodríguez Cabrera
Generación del 23 Parnaso Siglo XXI
Literata Consejera
Poeta Generacional