Querido Jesús Resucitado,
la luz que emanas
llega a todos los lugares
de este planeta creado por ti.

Tu sacrificio de entonces
todavía está vigente,
ayudas a la humanidad
recordando hacer el bien.

Me gusta verte de blanco
cuando te apareces
sonriendo y feliz
consolando a tus seres amados.

Lo que sucedió en aquel tiempo
perdura por muchos siglos,
nos redimes y ayudas
a ser mejores personas.

Los que te conocieron
tuvieron una gran suerte.
Tu corazón repleto de amor
se abre para darlo al mundo.

Me gusta saber de ti,
que me acompañas y cuidas,
yo te hablaré y pediré
aquello que necesite obtener.

Querido Jesús Resucitado,
eres el amor sin condiciones,
el sacrificio lo hiciste por nosotros
para que aprendamos hoy
a amarnos sobre todas las cosas
y recordar que somos hermanos
ahora y siempre. ¡Amén!

María Teresa Rodríguez Cabrera
Poeta Generacional
Literata Consejera
Generación del 23 Parnaso Siglo XXI
19 – 4 – 2025 Domingo de Resurrección

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