¿Por qué lloras amigo?,
-le pregunta el jilguero al árbol.
Eres grande, fuerte y hermoso.
Me has dado cobijo en tu copa.
¿Acaso nuestro coro cantor desafina?

Cuéntame tus secretos y tristezas,
a mí, que vivo en tus espléndidas ramas
y soy libre para volar y marchar.
Dime, ¿puedo hacer algo por ti?
¿Cuál es la gran pena que te abruma?

¿Quién habla de penas?,
-responde el árbol con voz gruesa.
Mis gotas de savia son de sabiduría,
descienden por mi rugosa corteza,
se ofrecen al mundo como regalo.

Estas gotas transmiten conocimiento
por tener en mis ramas viviendo
habitantes de muchas especies.
Me saludan al alba con sus voces
y por siempre son fieles compañeros.

Me rodea la armonía, pajarillo,
soy un anciano orgulloso de su edad
por los múltiples años vividos en paz
compartiendo mi castillo con vosotros,
y, estas lágrimas, son de altísimo gozo.

María Teresa Rodríguez Cabrera
2 – 6 – 2018
Lo puedes escuchar recitado en vídeo