Te visitamos en tu santuario,
tu compañía nos alegra el alma,
ese amor maternal que derramas
llega al corazón y lo traspasa,
prepara al Ser para mantener
una íntima tertulia de amigos.

Haciendo honor a tu nombre
preguntas las necesidades,
solicitas que te cuenten
eso que en sus vidas acontece
y que no pueden hacer frente.
Con una sonrisa de ternura
dialogas con cada hijo.

Soy la Virgen del Remedio,
una parte muy especial
de la gran Madre Divina.
Llevo a Mi hijo en brazos,
que eres tú, y simboliza
cada uno de los devotos
que me visitan en Alicante.

Soy pequeña, pero grandiosa.
Me habéis nombrado con honor
patrona de la ciudad de Alicante,
cargo que con orgullo ostento
ya que somos una gran familia
que necesita de mi presencia
para solucionar los conflictos.

Soy la Madre de los alicantinos
poseo todos los remedios.
Si con atención te observas
y escuchas tu voz interior,
ella te transmite mis mensajes.

Ven a verme cuando gustes
a la Concatedral de San Nicolás,
aquí, con paciencia infinita
y todo el amor de una Madre,
te espero e invito a conversar.
Tú y yo solos, en intimidad,
encontraremos los remedios
que precises en este tiempo.

María Teresa Rodríguez Cabrera